Historia del ISFODOSU
La historia del hoy Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, ISFODOSU, se remonta a las Escuelas Normales fundadas por Eugenio María de Hostos y Salomé Ureña en el último cuarto del siglo XIX.
La Escuela Normal de Santo Domingo inició sus trabajos en febrero de 1880, bajo la dirección de Eugenio María de Hostos, educacionista puertorriqueño comprometido con el ideal de la patria antillana, al igual que el general Gregorio Luperón, quien le invitó al país y a colaborar en la educación.
En diciembre del mismo año se fundó en Santiago otra escuela normal, que no pudo sobrevivir (abrieron por poco tiempo o se proyectaron otros para Azua, La Vega y Montecristi). Estos planteles tuvieron además la función de preparatorias para la enseñanza superior, reabierta poco después. Al año siguiente, en 1881, a principios de noviembre, comenzó a funcionar el Instituto de Señoritas creado por iniciativa de Salomé Ureña de Henríquez, con el apoyo de Hostos y como una extensión de dicha Escuela Normal, dirigida por vez primera en la historia dominicana a la educación superior de la mujer.
El humanista y maestro Pedro Henríquez Ureña (hijo de Salomé Ureña) reconoció en la creación de estas escuelas normales el “esfuerzo más alto” en la historia cultural del país, “después de la fundación de las universidades en el siglo XVI”.
En la graduación de la primera promoción de la Escuela Normal de Santo Domingo, en 1884, Hostos, a quien todos conocían como “el Maestro”, llamó a emprender la única revolución saludable que iba a salvar a la República: “la revolución de la enseñanza”; egresaron entonces los seis primeros maestros graduados: Félix Evaristo Mejía, Arturo Grullón, Francisco José Peynado, entre otros.
En 1887 completaron sus estudios las primeras graduandas del Instituto de Señoritas, bajo la dirección de Salomé Ureña; estas fueron: Catalina Pou, Leonor María Feltz, Ana Josefa Puello, Mercedes Laura Aguiar, Luisa Ozema Pellerano de Castro y Altagracia Henríquez Perdomo. Para la ocasión Salomé escribió el poema “Mi ofrenda a la Patria”, en el que advertía de la grave responsabilidad de las nuevas profesionales que reclamaban a la patria el derecho a servirle desde fuera del hogar. Sostenido gracias a la fuerte voluntad de su directora Salomé Ureña, tras esta contraer una grave enfermedad, el instituto cerró sus puertas en 1893; reapareció tres años más tarde bajo la dirección de las hermanas Pellerano Castro.
Tras la salida del Maestro y durante la dictadura de Ulises Hereaux, Lilís, las Escuelas Normales fueron cerradas en 1895 y sustituidas por el Colegio Central, pese a la protesta de los hostosianos. Reabierta en 1902, la Escuela Normal, con la presencia de Hostos, continuó la formación utilizando los métodos de la pedagogía moderna, siguiendo las orientaciones de la ley de 1884. Con algunos matices prosiguió bajo la Ocupación Militar de los Estados Unidos, que promulgó Órdenes Ejecutivas disponiendo la creación de escuelas que debían recibir maestros normales. También se construyó el nuevo plantel de la Normal de Santo Domingo en el sector de Ciudad Nueva.
Durante la dictadura de Rafael Trujillo, después de varias propuestas iniciales de reformas educativas –que no tuvieron aplicación debido a la crisis económica de los años 30—, las escuelas normales sufrieron cierres y reducciones, además de ajustes exigidos por el régimen a lo largo de sus 31 años; fueron creadas varias Escuelas Normales regidas por la Secretaría de Estado de Educación (creada en 1935), cuyo establecimiento se recogió en la Ley 842/50, algunas de ellas todavía en proyecto:
- Escuela Central De Gimnasia, fundada en 1942 en el Distrito Nacional, luego se llamó Escuela Normal Eugenio María de Hostos, su nombre actual como recinto Eugenio María de Hostos del ISFODOSU.
- Escuela Normal de Varones Presidente Trujillo, creada en 1950, actual Liceo Juan Pablo Duarte, aunque solo de educación secundaria sin carácter de Escuela Normal.
- Luis Napoleón Núñez Molina, en el Municipio Licey al Medio de la Provincia de Santiago, fundado en 1950.
- Emilio Prud’Homme, en Santiago de los Caballeros, fundado en 1952.
- Félix Evaristo Mejía, en el Distrito Nacional, fundado en 1952.
- Juan Vicente Moscoso, en San Pedro de Macorís, fundado en 1956.
- Urania Montás, en San Juan de la Maguana, fundado en 1976.
Salvo la Normal de Varones, todos los demás centros mencionados funcionaron desde entonces como normales para la formación de maestros de primaria hasta la creación del ISFODOSU, del cual forman parte en la actualidad en calidad de recintos.
De las Escuelas Normales al Instituto Superior de Formación Docente
Dentro de los lineamientos generales del Plan Decenal de Educación 1993-2002 se estableció, la reestructuración de las escuelas normales. Con tal motivo la Secretaría de Educación creó, mediante la ordenanza 08/93, la Comisión para la Reestructuración de las Escuelas Normales, CORENOR, cuya misión principal sería la elaboración de una propuesta dirigida al establecimiento de un “Nuevo Sistema de Formación de Maestros para el Nivel Básico”. Ésta recomendó que las Escuelas Normales fueran transformadas en una sola institución nacional de educación superior, descentralizada, con personalidad jurídica y presupuesto propio, dirigida por una Junta integrada por reconocidos intelectuales, científicos, educadores y representantes de amplios sectores de la sociedad civil.
Entre 1997 y 2003 se verificó el proceso de conformación del proyectado Instituto de nivel superior. Un primer paso fue que la Ley General de Educación 66/97 reconoció a las Escuelas Normales como instituciones de educación superior. A continuación, por decreto del Poder Ejecutivo No. 427/00, las Escuelas Normales fueron denominadas Institutos Universitarios de Formación Docente. En los hechos los nuevos institutos, además de su relación directa con la Secretaría de Educación, debían regirse por las normas del Consejo Nacional de Educación Superior (CONES), más adelante convertido en Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología.
El Instituto Superior de Formación Docente consolidó su estructura de Institución de Educación Superior con el nombramiento de su primer Rector mediante la Orden Departamental 10-2003 del 20 de mayo de dicho año. Ese mismo año, mediante el decreto del Poder Ejecutivo No. 571/03, al Instituto se le asignó el nombre de Salomé Ureña, pasando entonces a llamarse “Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña”.